Este es un breve relato acerca del recuerdo más antiguo que tengo respecto de incursiones en el mundo de la sexualidad. Es mi regalo de navidad hacia el blog.
Antes
de entrar a kinder (a los 3 o 4 años de edad) vivía en una población muy pobre.
Rodeada de cerros, sitios eriazos y pastizales. En una casa vecina vivía Olga, una niña de mi
edad con la que jugaba todos los días.
En una ocasión, en
medio de un pastizal, ella y yo teníamos los pantalones y ropa interior abajo.
Nos estábamos tocando y sobando mutua e inocentemente uno al otro tratando de ver y descubrir lo
que nos diferenciaba. Ella tocaba mi pene y yo su vagina. Esto duró un rato
hasta que a ella la llamó su mamá. No sé como aun recuerdo esto con tanta
claridad.
Con respecto a esta
experiencia , siempre me he preguntado si mi camino era la heterosexualidad.
Pero por otra parte, pienso que si hubiera tenido a un niño por amigo de
juegos, la curiosidad nos hubiera llevado a lo mismo. Ahora ya no me lo
cuestiono. Todo lo contrario. Me encantan los hombres. Creo en realidad que la
homosexualidad es algo que traigo en los genes.
Supongo que la
experiencia que me definió por completo es la que les contaré más adelante.
pd: cada 4 o 5 entradas del Libro Blanco iré dejándoles relatos como este que irán narrando historias desde mi infancia hasta años recién pasados que no se encuentran escritos en papel. Los tomaré directamente desde mi memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario