Cuando llegamos a esta fecha, se nos vienen a la mente, ya sea de manera fugaz o más pausada el recuento de los momentos que marcarán para siempre y a fuego el año que se va.
Lo que me gusta hacer es recordar los bellos momentos, llenarme de las emosiones que me dejaron e inundarme con ellas (como ejemplo: La alegría de haber aprobado mi examen de título al segundo intento). Para luego repasar lo malo y aceptarlo como parte de la vida (como ejemplo: La frustración y la rabia de haber reprobado el examen de título en en la primera ocasión).
La oportunidad que nos da el cambio de año es volver a proponernos metas, empeñarnos en concretar lo que no pudimos y soñar. Soñar con lo que nos motiva y hace que nos levantemos día a día a trabajar. A trabajar en el más amplio sentido de la palabra, cada quien lo hace persiguiendo un objetivo particular y personal. Lo mejor es la recompensa: ver la concreción de nuestros anhelos.
Leía hace poco que hace falta menos desear y más querer. Esto lo podemos implementar en cualquier ámbito.
El desear es solo eso, desear esto y aquello pero todo queda hasta ahí, como algo en nuestra mente.
El querer implica voluntad, el hecho de esforzarse para lograr algo.
A esto los invito (y me incluyo). A tratar de poner cada día un ladrillo más en la obra de la hermosa casa en la que QUEREMOS transformar nuestras vidas.
Siempre hay tiempo.

Me imagino tu estudias la universidad, y si se como se siente con los examenes y el mio que te invade por reprobar, estoy deacuerdo con todo lo que escribes y animo es un nuevo año aun tenemos mucho por lo que soñar ♥
ResponderEliminarSi...es lo peor! pero lo mejor es que ya estoy totalmente libre de la U.
ResponderEliminarAgradezco tus palabras.